¡Vaya Cristo!

¡Saludos, amantes del diseño! Vuelvo hoy con chismes, risas y un toque de cultura, porque en este pequeño texto me propongo explorar el escándalo en torno al cartel que tiene a medio país diciendo «¡Vaya Cristo!».

En mi opinión profesional, es un precioso cartel en el que el artista Salustiano García fusiona con mucho talento lo humano y lo divino. Detalles impecables, colores vibrantes y un Cristo tan guapísimo que bien podría ser el protagonista de la última superproducción celestial. Sí, estamos hablando de la joya de la corona que desató la tormenta: el cartel de la Semana Santa Sevillana 2024.

Antes de que nadie se escandalice, recordemos que el arte sacro tiene su propia tradición. Desde el Renacimiento hasta nuestros días, Cristo resucitado ha sido retratado por más artistas que una estrella de Hollywood en una alfombra roja. Así que, ¿por qué el cartel de Salustiano García tiene a algunos rechinando los dientes? Probablemente, porque han visto muy pocos Cristos.

¡Cómo he disfrutado de esta polémica! las redes se han llenado de preciosos Cristos que no conocía, y, para qué negarlo, de memes que me han tenido riendo toda la semana. 

Mientras la mayoría de personas vemos un cartel bonito, muchos lo han considerado una afrenta a la tradición. ¿El problema? La forma en que algunos miran las cosas, o más bien, cómo se niegan a verlas. Este Cristo resucitado es un bellísimo efebo, luminoso, y sí, semi desnudo, como no podía ser de otra forma ¿o alguien imagina que Jesús resucitó con más ropa de la que llevaba puesta cuando le crucificaron? Tal vez deberíamos recordar que en Semana Santa no sólo se celebra el sufrimiento de La Pasión o la tortura y la muerte de la Crucifixón, sino también el milagro de la Resurrección, es decir, de la vida, y darle una oportunidad a la alegría que la belleza aporta en nuestras vidas.

Pero el tema de fondo es otro. Algunos críticos parecen haberse graduado en la Universidad de la Ignorancia y la Homofobia. ¿Qué tiene de malo un Cristo resucitado con un toque moderno? ¿Demasiado sexi, sensual, “amanerado”? ¿Incita al deseo carnal? Eso, queridos, queridas, está en la “mirada pecaminosa” de quienes lo critican, porque nada diferencia esta representación de otros muchos cristos de la Historia del Arte. Pero no vaya uno a juzgarlo sin antes entender la intención detrás de cada trazo. Este cartel no busca ofender, sino celebrar la vida y la belleza. Así que, antes de gritar «herejía», recordemos que el arte está destinado a desafiar, inspirar y, a veces, a ponernos ante nuestras propias contradicciones humanas y divinas. Si la contemplación de este Cristo turba tus sentidos, recuerda que el “éxtasis místico” de Santa Teresa poco se diferenciaba de un “éxtasis sexual”. Con todo el respeto hacia los sentimientos religiosos de todo el mundo: disfrutar de la contemplación de la belleza no puede ser pecado. La «homofobia» que hay detrás de las críticas al cartel, sí debería serlo.

Gracias por acompañarme en este viaje por el arte, la polémica y un Cristo que podría muy bien haber sido un influencer en su época. Hasta la próxima, queridos lectores ¡Viva el arte y viva la diversidad!